lunes, 20 de diciembre de 2010



La reflexión acerca del rol de cada una de estas actividades básicas dentro de nuestra organización (aún siendo los objetos que las evocan de rasgos muy precarios o modestos en el caso de la venta mayorista de frutas) y de nuestra sociedad, que acepta la convivencia con actividades cuestionables (el caso de la piratería y la demanda de información que satisface). También la observación de nuestro hábitat y las causas de sus sucesivas transformaciones identificando las fuentes de energía; el trabajo, las demandas y las economías. Ya en la intervención, busco retratar esa cohexistencia y/o dependencia. En relación a proyectos anteriores, donde buscaba en nuestros símbolos la explicación de la conducta colectiva, ahora intento con algunas de nuestras actividades y el tratamiento que le damos a nuestro hábitat, identificando en el proceso las fuerzas que hacen posible esta transformación.

El proyecto se sustenta, primero, en la identificación de las distintas fuerzas motrices de la sociedad peruana. Estas son las diversas actividades económicas que impulsan nuestro actual desarrollo y configuran nuestro espacio urbano. Identifico y creo plásticamente útiles las economías populares, informales, e ilegales, pues las productos u objetos que derivan de estas ya forman arquitecturas en sus respectivos contextos. Unas muy básicas, donde se busca economizar el espacio, siendo casi una metáfora de la transformación del paisaje urbano. El tema principal de mi proyecto y protagonista es una arquitectura que llamaremos de la precariedad.